martes, mayo 10, 2011

Una Judía Americana perdidad en Israel


En esta época de saturación de cómics autobiográficos, biográficos o como mínimo costumbristas, corremos el riesgo de pasar por alto historias interesantes ocultas entre la mediocridad. Hay tantas opciones tan similares en su propuesta que pese a que sus argumentos sean atrayentes, al final no despiertan en nosotros sino el hastío. Por suerte, entre tanta paja, siempre descubrimos algún grano que nos devuelve la ilusión.

Lo primero que se me viene a la mente al hablar de este cómic es la horrorosa traducción que Norma ha hecho del original How to Understand Israel in 60 Days or Less, un título que describe a la perfección lo que nos vamos a encontrar dentro, porque esto, ni más ni menos, es lo que nos cuenta Sarah Glidden.

Aprovechando el programa "derecho de nacimiento" por el cual el gobierno Israelí le ofrece una visita pagada a cualquier judío del mundo, Sarah Glidden, americana de izquierdas y judía moderada, llega a Israel con una actitud propalestina pero dispuesta a encontrar las raíces de su judaísmo. El grueso de la obra consiste en el relato de este viaje.

Hablar del conflicto Israelo-Palestino siempre es complicado. En este cómic, su autora nos relata su experiencia, dando bastante cabida a sus experiencias y opiniones, pero al mismo tiempo, teniendo la capacidad de trasladar sus inquietudes al lector, haciendo que éste piense sobre la situación y se plantee sus propias dudas. En ningún momento intenta dictar sentencia o dar preponderancia a una opinión sobre otra. Más bien intentar reflejar la realidad desde todos los puntos de vista posibles, planteando dudas de como la información nos es manipulada y de que manera nos llega, para que seamos nosotros los que hagamos la valoración final.
De hecho, es curioso como la opinión de la propia autora va modificándose a lo largo de su viaje, situándola muchas veces al borde del derrumbe emocional.

Pese a la carga histórico-política de la obra, Una Judía Americana... es un cómic que se lee con bastante fluidez. Algo que es merito de su autora. Con su sencillo estilo, Sarah Glidden consigue que cualquier lector consiga identificarse con los personajes de la historia, viviendo la experiencia de la autora como suya propia.

Por supuesto, en una obra de este tipo, la carga textual no resulta ligera. Para evitar el cansancio del lector, Glidden le da al cómic un color de acuarelas que hace el conjunto visualmente atractivo, al mismo tiempo que añade diversos recursos narrativos (me quedo con esos fantasmas del pasado) para aligerar la lectura.

Sería una pena que a este libro, por tener una protagonista femenina que cuenta su vida dentro de uno de los muchos conflictos de oriente medio, lo encasilláramos como otro clon de Persepolis o incluso como una versión femenina de Delisle y su Pyongyang. No voy a decir que Sarah Glidden realice una obra superoriginal, pero si que se puede decir que sabe dotar de la suficiente personalidad a sus cómic para hacerlo muy merecedor de una oportunidad.

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